Conversación con los recuerdos
Paco Espinoza
Un cronopio afectado por el insomnio selectivo, enfermedad propia de los famas, comenzó a olvidar. Al no dormir adecuadamente los sucesos vividos dejaban de ser vívidos con el paso de los segundos, el correr de las horas y el vuelo de los años. Se diluía en el tiempo aquella vida que debía cuajarse en sueños y sedimentarse coloridamente como fotografías en los rincones grises de su casa. Famas envidiosos que se adjudicaban la enfermedad mandaron al cronopio, ahora en su vejez, a un hospital de enfermos mentales por escucharle dialogando con la luz en el viento, y sosteniendo pláticas interminables con las sombras fundidas en la noche. Los famas nunca lo comentaron, pero oír como la luz en el viento y las sombras respondían era espeluznante y sobre todo inadmisible. El cronopio por su parte no dejó de conversar con aquellos recuerdos que negándose a morir encontraron la manera de hacerse escuchar.
Microficción escrita como parte de un taller impartido por Mario Meléndez inspirada en el texto Conservación de los recuerdos de Julio Cortázar
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